El optimismo es tu peor enemigo



Uno de los libros que más ha atrapado mi atención durante los últimos días es Good to Great: Why Some Companies Make The Leap And Others Don't de Jim Collins, consultor de negocios y autor estadounidense.

El libro se disfruta mucho y está muy bien escrito, pero sobretodo tiene diversas ideas que me han hecho re-plantearme algunos conceptos. A pesar de que recomiendo leer el libro entero, uno de los conceptos más relevantes que he encontrado es el que el autor llama La Paradoja de Stockdale. Este concepto aplica no solamente a compañías pero también a nosotros como inversionistas que buscamos mejorar nuestros rendimientos.

La Paradoja de Stockdale tomó su nombre del Admiral Jim Stockdale, que fue el militar con mayor rango durante la batalla de Hanoi Hilton durante la guerra de Vietnam. Estuvo en prisión desde 1965 hasta 1973 y fue torturado más de 20 veces durante su tiempo en prisión. Vivió el tiempo de guerra sin derechos de prisionero, una fecha de salida, o la certidumbre de volver a ver a su familia. Al salir, se convirtió en el primer militar naval que utilizaría las alas de aviador y la Medalla de Honor del Congreso.

Cuando Jim Collins entrevistó a Stockdale, estaba intrigado por el cómo soportó tanto dolor durante los años.

"Nunca perdí la fe en el final de la historia. Nunca dudé no sólo que saldría sino también que prevalecería al final y convertir la experiencia en un evento que iba a definir mi vida, que, en retrospectiva, no cambiaría." le confesó Stockdale a Jim.

Collins guardó silencio y luego de una larga pausa, preguntó: ¿Quiénes no lograron salir? Stockdale dio una respuesta que me dejó pensando por un buen tiempo.

"Los optimistas. Oh, ellos eran los que decían, 'De seguro saldremos para Navidad'. Y vendría Navidad y se iría la Navidad. Entonces, ellos dirían: 'Vamos a salir para Pascua.' Y vendría la Pascua y se iría la Pascua. Y después Día de Gracias, y luego Navidad de nuevo. Y ellos morían de un corazón roto."

Por lo tanto, menciona Collins, Stockdale nos da una valiosa lección:

"Nunca debes confundir la fe de que vencerás al final - algo que nunca debes perder - con la disciplina de confrontar los hechos más brutales de tu realidad actual, cualesquiera que estos sean."

Como inversionistas, ¿cuántas veces tomamos el rol del optimista? ¿Cuántas veces nos ponemos expectativas muy altas para una inversión, solo para decepcionarnos mientras el tiempo pasa? La lección principal que hay que tomar es que debemos ser flexibles y estar dispuestos a adaptar nuestras ideas a nueva información. Como humanos, uno de los sesgos psicológicos que sufrimos es el sesgo de la consistencia, que nos hace sentir la necesidad de evitar contrastes fuertes con nuestras opiniones o creencias pasadas. Sin embargo, en un ambiente que cambia tan rápido como el nuestro, resulta inocente pensar que nuestra opinión no debe modificarse de la mano con los hechos relevantes.

Enfrentarnos a los hechos brutales no sólo nos hará menos sujetos a errores pero también nos proveerá de una buena comprehensión acerca de los riesgos relevantes que podrían impactar nuestro capital. La Paradoja de Stockdale no se trata de abandona la creencia de que tendremos éxito al final, es más bien combinar el optimismo con una disposición para enfrentar los hechos que pudieran darnos señales preventivas. Como inversionistas, es de suma importancia no sólo estar orgullosos de nuestras capacidades de análisis, pero también estar seguros de nuestros procesos, y enfrentar los hechos pudiera llegar a ser de mucha ayuda para evitar el sesgo de confirmación y refinar nuestro proceso de inversión.

Esto conecta directamente con la frase de John Maynard Keynes: "Cuando los hechos cambian, yo cambio mi opinión."

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