Inversionistas sin éxito: resultados




Existe cierta objetividad en el concepto del éxito dentro de las inversiones: generar la mayor rentabilidad sobre nuestro capital. De ahí que sea tan fácil confundir a inversionistas exitosos, a simple vista, con quienes lo son prolongadamente. Conocer las diferencias entre uno y el otro es fundamental para tomar las decisiones más inteligentes.

La opinión popular coincide en que el inversor exitoso es aquel cuyos rendimientos son increíblemente altos. El que le atinó a una importante subida en una acción. El que generó millones de dólares en unas pocas horas. El que da a sus clientes rendimientos semanales. El que vio esa figura única en las gráficas de las cotizaciones por segundo. Todos ellos, quienes para los ojos de los simplistas, parecen ser los ícono-genios financieros.

No obstante, un buen rendimiento no es justificación suficiente para catalogarlos como “exitosos”. La historia nos ha demostrado que son escasos quienes mantienen esta racha de “éxitos” por un largo tiempo. Y son la mayoría de las personas cuya fama y éxito se desvanece al corto tiempo.

Pero entonces, si quienes obtienen buenos rendimientos no son los inversionistas exitosos ¿Quiénes sí lo son? ¿Los que no los obtienen? En realidad no: son aquellos cuyo proceso de inversión les permite conseguirlos prolongadamente. El inversionista exitoso necesariamente tendrá que superar al promedio de los inversionistas, la gran diferencia reside en el razonamiento que siguen para conseguir esos resultados. Solo con el proceso lógico adecuado es posible sostener rendimientos por encima del promedio por un largo periodo. Después de todo, sería torpe intercambiar rendimientos enormes durante solo algunos meses, o años, a cambio de superar al mercado por más de veinte años, un riesgo controlado, y que el resto, sea trabajo del interés compuesto.

Sin siquiera hablar de una filosofía, metodología, técnica o fórmula de inversión, la lógica nos dice que una inversión inteligente es aquella en la que obtenemos el mejor rendimiento al menor riesgo posible ¿Qué tan frecuente actúan así quienes manejan nuestro dinero? Aunque a veces es difícil descifrarlo, o simplemente no es información que se comparta tan abiertamente (o que alguien no especializado pueda comprender), también se debe reconocer que como seres humanos lo evitamos saber. Con esto me refiero a que en ocasiones prescindimos voluntariamente de conocer los puntos negros de algo tan brilloso como un futuro prometedor de una inversión.


Aquí es donde nace una de las características más representativas de los inversionistas sin éxito: no solo desconocen, pero disfrutan eludir la relación riesgo-rendimiento en una inversión. Qué importa si pongo en riesgo 40% de mi capital si el potencial de ganancia es 400%. La sobre-ambición, guiada por el razonamiento simple y emocional, tiende a generar malas decisiones de inversión. Y aunque algunas veces la ganancia suceda, la historia de los mercados ha demostrado que no es una estrategia sostenible a largo plazo.

Howard Marks, hace esto explícito en el año 2006 en un memo llamado "Riesgo" para sus inversionistas. Para él, cuando los mercados están en auge, los mejores resultados los obtienen quienes admiten mayor riesgo ¿Fueron ellos más inteligentes por anticipar el boom o simplemente idiotas suertudos y emocionalmente agresivos? Pregunta Marks. En el corto plazo, es difícil decidir quienes de ellos son inversionistas exitosos. Concluye que, al final, incluso cuando la posición ya ha sido cerrada, es imposible definir con precisión el riesgo admitido. Si un meteorólogo, por ejemplo, predice que hay un 70% de probabilidad de lluvia, y llueve, ¿Estuvo en lo correcto o incorrecto? Dado que estas preguntas son difíciles de responder con un nivel sofisticado de certeza, nuestro último recurso es evitar dejarnos llevar por meros resultados y analizar a profundidad el proceso.

La filosofía de Inversión de Valor, si se sigue de manera apropiada, pretende evitar este tipo de sesgos emocionales y sugiere como parte fundamental solo invertir en oportunidades que ofrecen retornos atractivos en relación al riesgo incurrido y vender cuando este riesgo ya no justifica el potencial de rendimiento. El costo de desconocer o ignorar esto, puedo llegar a ser tóxico para tu patrimonio que con trabajo duro has reunido.

Warren Buffett acierta al poner reglas al invertir. La primera, “No pierdas dinero”; La segunda, “No olvides la primera regla”. Parecen reglas simples y muy intuitivas, pero increíblemente el inversionista sin éxito suele olvidarlas con frecuencia. En muchas ocasiones a causa de la sobre-ambición, en otras, por numerosas razones que serán tratadas en otro artículo.


Rogelio Rea es analista en InBest&Co, una firma de asesoría de inversión mexicana que sigue los principios de Value Investing para gestionar el capital de sus inversionistas. Su estrategia de inversión especializada los ha llevado a superar el mercado mexicano y estadounidense consistentemente.

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